Le extirparon el útero (histerectomía) y al hacerlo le perforaron el intestino, provocando a la paciente una fístula rectovaginal (conexión anormal entre el recto y la vagina).
Un Tribunal ha condenado a la Administración Sanitaria al pago de 81.157 euros por las secuelas ocasionadas.
Lo más grave: El Centro Hospitalario no llegó a hacerle una analítica porque “No le encontraban la vena a la Paciente”
“…era difícil encontrar la vena”
El personal asistencial conocía el estado de la paciente y la anormalidad de su evolución clínica después de la operación. El proceso hubiera sido muy sencillito: Realizar un hemocultivo (ya prescrito, por cierto, por el facultativo) para conocer el germen que infectaba a la paciente y darle el tratamiento antibiótico correspondiente.
Pero no se realizó el hemocultivo. ¿Motivos? “Era difícil encontrar la vena”.
El Tribunal se sorprende… y nosotros también
La Sentencia dice: Es realmente asombroso que en un hospital no se realice una punción a pesar de haberlo prescrito el médico, alegando que era difícil encontrar la vena. La calidad y estrechez de las venas de un enfermo no ha de suponer dificultad alguna para extraerle sangre en un entorno hospitalario. Sin duda esa omisión comportó que la infección avanzara, como así sucedió.
En efecto: durante varios días pasaran heces a la vagina, produciendo finalmente una infección con gran cuadro séptico abdominal, que concluyó con la fístula rectovaginal que padece la paciente.
Hemos de estar atentos
En este caso la negligencia no viene de la operación, sino de la muy defectuosa asistencia post operatoria, produciendo una complicación que no debería haber existido.
Por precaución hemos de estar atentos (si estamos en un caso similar), ya bien nosotros, o nuestros familiares o acompañantes, en que el personal hospitalario nos realiza todas las pruebas solicitadas por el facultativo, pues somos nosotros, los pacientes, quienes al final sufrimos la deficiente calidad asistencial.