Adqusición de un Acelerador Lineal para el tratamiento contra el cáncer
Hace más de un año que el Hospital Provincial de Castellón necesita sustituir uno de los aceleradores lineales que se utilizan para los tratamientos oncológicos ya que uno de los dos aparatos con que cuenta el Centro ha concluido su ‘vida útil’.
El proceso de adjudicación se puso en marcha en ese momento y aún falta ultimarla, encargarlo, instalarlo e iniciar un período de prueba para adecuarlo al uso, es decir, unos cuántos meses más.
¿Cuál es el problema?
El problema es que ya hace tiempo que debería estar solventado, pero se ha generado entre la Consellería de Sanitat y la Diputación Provincial un rifirrafe, cuanto menos, sorprendente, de acusaciones.
Algo que podríamos calificar de “chiquillada” si no fuera por las gravísimas consecuencias que trae esta polémica: Los enfermos de cáncer no están asistidos, los enfermos que necesitan ese tratamiento se hallan en espera, siendo, como todos sabemos que las enfermedades, y ésta más en concreto, no se toman un respiro.
¿Cuál es el motivo de tantos problemas? Pues que se acordó que se abonaría el Acelerador a la mitad cada una de las Instituciones y en principio, la Generalitat no paga su parte pues aduce que la Diputación no ha desembolsado la suya; por otra parte la Administración Provincial dice que tiene el dinero, pero la Consellería no lo acepta pues es un dinero que ha salido de la partida presupuestada que ya tenían de gastos, con lo que no están aumentando el presupuesto, sino que lo están disminuyendo.
¿Realmente a las Instituciones les importa el enfermo?
Lo grave de todo esto es el lamentable, bochornoso espectáculo con tintes partidistas que se está dando a la ciudadanía. Los Poderes Públicos tienen o han de tener la suficiente capacidad para gestionar los pagos y exigir su cumplimiento. Para ello se han de reunir y consensuar, pues de lo que se trata es de dar servicio al ciudadano y no de los intereses partidistas de cada grupo político.
Los pacientes hemos de asistir perplejos a semejante pantomima en la que queda patente la falta de interés de las instituciones hacia el enfermo. ¿Cuántas personas han de morir o pasarlo mal por no tener ese aparato que les podría aliviar o curar la enfermedad que padecen? ¿Son conscientes realmente la Consellería y la Diputación del daño que están ocasionando a personas enfermas e indefensas?
